Testimonios de las Almas del Purgatorio
Nunca llegaremos a comprender lo suficientemente claro que una limosna, pequeña o grande, dada en favor de las almas sufrientes, se la damos directamente a Dios. El acepta y recuerda […]
Nunca llegaremos a comprender lo suficientemente claro que una limosna, pequeña o grande, dada en favor de las almas sufrientes, se la damos directamente a Dios. El acepta y recuerda […]
“Y a ti, Madre, una espada de dolor te atravesará el corazón…”
Bellísima reflexión del psicólogo F. Morelli, que circula entre nuestros queridos amigos italianos
Corazón Eucarístico de Jesús, heme aquí postrado ante
vuestra divina presencia para consagraros mi corazón,
corazón que es transverberado por la lanza encendida de
vuestro Santo Amor.
Cada místico, cada aparición auténtica, cada milagro, cada revelación privada, tiene un propósito particular y características únicas.
Es de noche. José está durmiendo en su modesto lecho, en su diminuta habitación. Su sueño es pacífico, como el de quien está descansando del mucho trabajo cumplido con honradez y diligencia.
Cuando Jesús tenía alrededor de un año y medio de edad, se le apareció un ángel a la Santísima Virgen, en Heliópolis y le hizo saber de la matanza de los niños por Herodes. José y Ella se afligieron mucho, y el Niño Jesús lloró durante todo el día. He aquí lo que yo vi en aquella ocasión.
Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había precisado por los magos.
Humillándome hasta lo profundo, vencí la soberbia. Me humillé delante de todos. No me refiero a mi humildad para con Dios, que toda criatura debe tributarle.
¿Alguna vez has sentido el dolor de Jesús? Parece locura, pero es real. Él es real y sí, sufre por nuestros comportamientos, por darle la espalda. Me lo imagino tapándose su cara como diciendo “di hasta mi última gota sangre por amor a ti y sigues sin entender”
“Por lo tanto, hermanos, yo los exhorto por la misericordia de Dios a ofrecerse ustedes mismos como víctima viva, santa y agradable a Dios. Éste es el culto espiritual que debe ofrecerse. No tomen como modelo a este mundo, por el contrario, transfórmense interiormente, renovando su mentalidad a fin de que puedan discernir cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, lo que agrada, lo perfecto.”