Reparad por los pecados de la humanidad, la ingratitud de los hombres para con Dios
La indiferencia e ingratitud de estas almas son espadas que laceran mi Divino Corazón. Corazón que sólo sabe amar y perdonar.
Un caminante en la fe, obediente a la Santa Iglesia y en espera de la conquista del Santo Cielo
La indiferencia e ingratitud de estas almas son espadas que laceran mi Divino Corazón. Corazón que sólo sabe amar y perdonar.
Sin temor al contagio, sufragó personalmente los gastos visitando hospitales, encabezando procesiones de penitencia y haciéndose de todo a todos como un padre y verdadero pastor.
San Martín de Porres llevó una vida de sacrificio inspirado por el Jesucristo crucificado. A través de la práctica de la humildad, buscó siempre servir al prójimo.
“Mis buenas amigas las almas del purgatorio…”
Mártires que ganásteis vuestra palma
en la arena del circo, en sangre rojo,
al que os dio fortaleza en los combates,
rogad por nosotros.
Algunos rezan un Rosario con amigos o familiares en casa, otros pasan en el Santísimo. Lo que sí, es que la oración es esencial para pedir por la reparación de los males que las personas hacen.
Cuando el hombre trata de tener comunión con el Señor por otros medios utilizando más allá de sus cinco sentidos, entra en una dimensión sobre natural y trasciende los límites de la misma.
Hay que purificarse en el Purgatorio para santificar el cielo.
Cuando fuimos a saltar para evitar coger un gran charco nos cayó un rayo. Nos dejó carbonizados; mi sobrino fallece allí.
“Yo querría muchos guardias fieles, postrados ante los sagrarios, para no dejar que ocurran tantos y tantos crímenes!”
San Judas es representado con una imagen de Cristo en su mano o con una llama alrededor de su cabeza.
Siendo Carlo aún Venerable, sucedió un Segundo milagro atribuido por su intercesión, es otro milagro rotundo y posible también, ocurrió en la misma parroquia donde se dió el primer milagro que llevó a Carlo a los altares Ya existe un Segundo milagro atribuido por intercesión del Beato Carlo Acutis? Siendo […]
Nunca se quejaba y siempre sonreía, incluso en los momentos difíciles.
Todos debemos orar por la santidad de los sacerdotes. La oración lo alcanza todo.
Era un hombre de Dios porque rezaba mucho: mucho tiempo de oración.