“Carlo desde pequeño era un alma muy devota. Él amaba ir a la iglesia, rezar, profundizar en la fe. Yo estaba alejada, crecí en una familia laica, pienso como millones de personas. Por lo tanto, tener este hijo que me hacía insistentes preguntas sobre la fe, que me obligaba a reflexionar. Esto ha sido un motivo para acercarme a la Iglesia” y a los “sacramentos”.
Una vida excepcional hasta el final cuando dijo que su dolor físico se lo ofrecía a Dios por el Papa y por la Iglesia. Mamá Salzano sostiene: “Para mí Carlo ha sido un pequeño salvador que me ha llevado a tomar un camino especial.”
Un camino que prosigo, trato de difundir su herencia, especialmente esta exposición sobre los milagros eucarísticos que ha viajado por los cinco continentes y ha ayudado a tantas personas”.
“Hay testimonios de personas que se acercaron a Dios y han comenzado una vida de fe. Para mí este es el signo más grande. Porque a Carlo le importaba mucho la Eucaristía y decía: “muchos nacemos como originales, pero muchos viven como fotocopias”.
Carlo tenía una familia normal. La enfermedad y el valor infundido a su mamá ante su muerte prematura. “Mamá no temas porque con la encarnación de Jesús la muerte devino viva y no hay necesidad de escapar: con la vida eterna nos espera algo extraordinario”.
Mamá Salzano está de acuerdo con su hijo que también decía: “Todos nacen como originales pero muchos mueren como fotocopias”. Y ella asegura que “Jesús nos da los sacramentos para no morir como fotocopias y dona sí mismo a través de la Eucaristía”, pues ahí está “Dios en persona; su cuerpo, sangre, alma y divinidad”.
Citando las palabras de Carlo: “Nuestra meta debe ser el infinito, no el finito. El Infinito es nuestra Patria. Desde siempre el Cielo nos espera”. La mamá de Carlo está convencida de que “Jesús es amor, Dios es amor”. Por ende, cuando “recibimos la Eucaristía recibimos el amor”.
“Puesto que el fin de cada cristiano es ser santos; recibiendo a Dios, amando a Dios sobre todas las cosas, amar al prójimo como a ti mismo, recibiendo el amor a través de la Eucaristía, Jesús nos enseña también a donarnos a los demás y crecer por este amor por Dios”, añadió.
Carlo lo testimonió hasta el final:. Desde que recibió la Primera Comunión a los 7 años de edad nunca ha faltado a la cita cotidiana con la Santa Misa. “Él decía: ‘la Eucaristía es mi autopista para el cielo’. Por ende, deseaba que todos entendieran el don inmenso que Jesús nos hace a través de los sacramentos”.
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